NUESTRAS ALIANZAS
TESTIMONIO DE
NUESTRA LABOR
Agustina
Borowicz
Mi experiencia en Tiempo De Dar ha sido increíble. Todo el amor y cariño que entregan tanto a los niños y niñas como a los padres y las madres es algo incondicional.
Para mí poder ayudar o acompañar a la gente que lo necesita me hace muy feliz. He crecido mucho como persona, porque he podido conocer otras realidades. Es tan fácil ayudar aunque sea con algo mínimo, me impresiona lo felices que son con tan poco y los agradecidos que son de la vida, a pesar de todo lo que viven y sufren.
Cuando llegué a Tiempo De Dar me acuerdo que me recibieron con los brazos muy abiertos y estaban inmensamente agradecidos de lo que estábamos haciendo. Lo que hacíamos era algo tan sencillo, con el solo hecho de ir a verlos y jugar con ellos una vez a la semana durante una hora y llevarles un juguito, los hacía demasiado felices.
Desde que empecé en la fundación, tuve la oportunidad de amadrinar a Vania. Ese fue el regalo más grande y lindo que me pudo haber llegado en mi vida. Me hizo abrir los ojos, dejé de reclamar por todo y empecé a ver las cosas de distintas maneras. No voy a decir que siempre es fácil, porque yo si viví un tiempo con susto de que le pasara algo a Vania o a cualquier niño de la fundación. Por esa misma razón, quería estar todo el día con ella jugando o acompañándola. Ojalá poder cumplirle todos sus sueños, pero no siempre se puede por las situaciones que viven por sus enfermedades. En mi caso Vania fue un milagro que pudo salir adelante y volver a su país. Ha sido difícil tenerla lejos, pero igual uno puede ayudar desde donde sea y cuando sea.
Dina
Mamá de Cony
Vanesa
Vargas
La experiencia con la fundación ha sido muy bonita, porque ellos siempre han estado presentes, apoyándonos y ayudándonos. Con los niños también siempre nos venían a asistir al hogar, siempre dispuestos en todo lo que se podía, en especial a Lorena, ella avanzó mucho, en lo económico también y emocional, estuvieron mucho conmigo apoyándome con mi hijita. Yo no tenía familia allá en Chile y los de la fundación para mí eran como mi familia, siempre estuvieron muy dispuestos a ayudarnos. Estaban ahí siempre el tío Santiago y la tía Agu, con todas las clases, nos daban cursos para enseñarnos cosas, han sido de mucho apoyo en lo emocional y en todo. Demuestran mucho amor al prójimo y solidaridad.
Lola
¡Conocí un grupo de alumnas juguetonas, simpáticas, aplicadas y esforzadas que desde el primer momento me robaron el corazón! Ponían atención y trabajaban con conexión interior. Al final de cada clase me regalaron sonrisas y abrazos virtuales. Estoy siempre atenta para colaborar.
En mí quedó plantada una semilla. Sé que tengo algo con que colaborar para apoyar con mi trabajo a otras personas y así poder aportar bienestar con un trabajo de yoga adecuado a sus necesidades para reducir el estrés, es un granito. Si defino la fundación en una palabra sería amor.